martes, 7 de mayo de 2013

El temor psicológico a tropezar de las personas mayores favorece el riesgo real de caídas.


Resumen

El temor a caerse es un sentimiento común entre las personas mayores, pues buena parte de los que han cumplido los 65 años lo tiene. Pero, además, este miedo es un factor que contribuye realmente a que se produzca esta clase de incidentes. Esta idea ha puesto de manifiesto un nuevo estudio publicado en “British Medical Journal” y llevado a cabo por grupo de investigadores belgas y australianos.

Stephen Lord, de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia), y autor principal del ensayo, ha indicado que, efectivamente, "el temor a caerse en las personas de edad avanzada ha sido reconocido como un factor psicológico importante asociado a los desvanecimientos. Se han llevado a cabo muchas investigaciones para determinar cómo dicho miedo puede desempeñar un papel en la transición a la fragilidad física y la incidencia de caídas... Tanto los tropezones como el temor a sufrirlos reducen sustancialmente la calidad de vida y la independencia de estas personas, además de contribuir a su ingreso en residencias... Sin embargo, la naturaleza compleja de los factores de riesgo psicológicos en las caídas y la limitada información de antecedentes de este fenómeno obstaculizan su inclusión en programas de prevención".

En esta investigación participó un total de 500 personas de entre 70 y 90 años. Los participantes fueron sometidos a una amplia evaluación médica y neuropsicológica y, además, se les realzó un seguimiento de un año. Se separaron dos grupos, en función de si los participantes tenían un bajo o un alto riesgo fisiológico de sufrir caídas. Del mismo modo, "y tras esta primera división, realizamos subgrupos en función de su temor (alto o bajo) a tropezarse", agregan los autores.

Según se ha podido deducir de los resultados del estudio, una tercera parte de la población analizada bien subestima o sobreestima su riesgo de caerse. Por otra parte, según los autores, "el 10% mostró excesivos niveles de percepción de riesgo de desmoronarse y fueron clasificados como ansiosos. A pesar de contar con un bajo riesgo fisiológico, el 40% de los que experimentaron ansiedad por desvanecerse experimentó múltiples y perjudiciales caídas a lo largo de los 12 meses de investigación".

Así, los autores concluyen que aquellas personas con más inseguridad, son más susceptibles de caerse en el futuro, independientemente del riesgo físico real de sufrir este incidente. Según ellos, "la disparidad entre lo que perciben estos mayores y el peligro real contribuye aumentar sus posibilidades de tropiezos a través de mecanismos psicológicos". Por ello, creen muy necesario que tanto el riesgo fisiológico como el percibido por los adultos se incluyan en las evaluaciones médicas destinadas a conocer las posibilidades que tiene una persona mayor de desmoronarse para así "poder realizar intervenciones específicas de prevención".

Para acceder al texto completo